El Design Thinking es una metodología que se implementa principalmente en empresas en donde se busca generar ideas innovadoras para la creación de productos o servicios. Estas ideas no solo se caracterizan por ser innovadoras, sino también por estar enfocadas a los usuarios finales. De esta forma, el Design Thinking permite la generación de soluciones que satisfacen las necesidades de los usuarios.
El Design Thinking es un proceso iterativo que tiene 5 etapas principales. Al ser un procedimiento repetitivo, existe oportunidad de mejorar los resultados según los datos que se obtengan de las evaluaciones. De esta manera, se convierte en una herramienta ideal no sólo para el diseño, sino para cualquier empresa que se centra en el emprendimiento.
Se enfoca en los usuarios
Ya que la etapa inicial del Design Thinking va orientada a desarrollar empatía por los usuarios finales y pensar verdaderamente cuáles son los desafíos o problemas que enfrentan, así como sus objetivos, es de esperarse que como resultado se obtengan productos o servicios que realmente hayan sido ideados y diseñados para el público objetivo.
Con la popularidad e importancia que está adquiriendo el término experiencia de usuario, el Design Thinking surge como una respuesta a una creciente necesidad de empresas por satisfacer y conectar con sus clientes.
Existen muchas herramientas que se pueden emplear para conocer verdaderamente las preocupaciones y motivaciones del público objetivo como las encuestas, por ejemplo. A su vez, la información obtenida en este sondeo puede ser utilizada para crear perfiles de usuario, instrumento que permanecerá a tu lado en las siguientes etapas de esta útil metodología.
Es ideal para colaborar en equipo
Muchas de las herramientas que se utilizan en las diferentes fases del Design Thinking han sido diseñadas para ser utilizadas en equipo, se trate de un pequeño grupo de 5 personas o equipos de 20 o 30 personas. En algunos casos, para trabajar puede ser más conveniente formar grupos de 5 personas cuando existen más de 15 participantes en estas sesiones.
Una de las mayores ventajas de esta metodología es que se pueden reunir a diferentes especialistas con distintos puntos de vista para que aporten sobre el concepto o diseño final. No solo diseñadores, desarrolladores y especialistas en marketing pueden contribuir enormemente en el proceso, sino también ejecutivos y cualquier otra persona que participará en alguna etapa de desarrollo de este nuevo servicio.
Incluso hay una etapa particular del Design Thinking en donde realmente se puede sacar provecho al tener grandes equipos de trabajo: la ideación. En esta etapa se intentan generar ideas mediante diversas técnicas, sin tener en cuenta aún el grado de viabilidad de ninguna de ellas. Por lo tanto, se puede alcanzar un alto grado de creatividad.
Existe una elevada oportunidad para innovar
Pero el Design Thinking no sólo es ideal para trabajar en equipo, sino también para generar ideas innovadoras. Ya que se considera cuidadosamente los problemas del usuario y se trabaja en equipo para generar ideas y descartar aquellas que no son viables, el Design Thinking es una metodología que fomenta la originalidad.
Dentro del Design Thinking se consideran diversas herramientas que permiten ampliar nuestra perspectiva sobre el problema, el usuarios y las posibles soluciones. Poniendo al usuario como centro, se pueden crear soluciones novedosas que realmente tengan un impacto positivo en la vida de los usuarios. De esta manera, se alcanza la originalidad sin poner en peligro la funcionalidad o viabilidad de la solución a la que se ha llegado.
Las pruebas son relevantes en todo el proceso
Realizar pruebas y validar los bocetos desde el inicio del proceso es parte central del Design Thinking. En este punto ya no se piensa en generar prototipos funcionales, sino que muchas veces se hace uso del prototipado rápido, e incluso se puede hacer con papel y tijeras para llegar a tener una idea más clara del funcionamiento de una aplicación y las funciones o enlaces que deben tener las pantallas principales.
Al colocar la fase de pruebas como una pieza central en el Design Thinking se puede validar la idea desde los primeros bocetos hasta los mockups y prototipos funcionales. Estas pruebas a lo largo del proceso permiten pulir detalles desde el inicio, de tal forma que desde la propia definición del servicio, éste va evolucionando poco a poco en base a los descubrimientos encontrados en la fase de pruebas.
En conclusión…
El Design Thinking es una metodología popular que muchas empresas emplean. Ya que se utilizan diversas técnicas y herramientas para tener una idea más clara de los usuarios y los diferentes retos que enfrentan, se pueden generar soluciones más acertadas a dichas necesidades o problemas.
A pesar de su nombre, este sistema se puede utilizar tanto en diseño como en otras áreas y, si se realiza apropiadamente, puede tener resultados bastante interesantes. Te recomendamos que lo pongas en práctica en tu próximo proyecto creativo.